–Sí, pero basta.- interrumpe ella.
El rostro del hombre se tensa por completo. –¿Pero…?- repite, como si escupiera la sangre de quien ha recibido un disparo inesperado.
Ella se echa hacia atrás en la silla. Toma un trago de gaseosa. Lo mira entrecerrando sus ojos. –Habíamos dicho ir a ver Batman para hacer tiempo antes del pernocte. No hablar todo el tiempo de la película.
Él levanta sus cejas. Comprende que la bala entró demasiado profundo y que ningún doctor, por más hábil que sea, podrá salvarlo. No obstante, decide ignorar esta verdad y hunde sus dedos, buscando al proyectil. –¿Pero no te gustó?- pregunta mientras logra, con esfuerzo, remover la bala.
Ella asiente la cabeza. –Tampoco para tanto.
–Tampoco para tanto.- repite él.
La mujer toma un trago. –Tampoco para tanto.- reitera- Estaban todos locos en el cine como si, no sé...
–¿Cómo si qué?- apura él.
–Como si fueran pendejos.- se anima ella.
El hombre mira a la bala que se ha quitado, empapada de sangre, en su mano. Se dice que sobrevivir no es despojarse de lo sufrido sino saber llenar el hueco que esto ha ocasionado. –Te digo cuál es tu problema.- arranca él.
–¿Cuál es?
Se suena el cuello. –Carecés de mito.- lanza el hombre- Ese es tu problema. Te enseñan desde chica que los chicos hacemos bochinche, que somos más burdos, que nos gusta tocar, gritar y tomar. Que ustedes deben ser dulces, delicadas. Te enseñan a comportarte, porque una mujer debe ser más recatada, más controlada. Más reprimida, digamos. Y entonces no podés experimentar esto que nos pasa. Esta devoción. Esta pasión. Porque viviste controlándote. Viviste entre dietas y esperando que el hombre dé el primer paso, ya que darlo vos implica evidenciar tu deseo. Y la mujer no debe desear. Debe aceptar o declinar el deseo del hombre. Por esa estupidez que te embutieron desde chica no podés saber qué sentimos al verlo ahí, en la pantalla...- rememora, con la voz quebrada.
Ella asiente con la cabeza, lentamente. Mira alrededor. Se levanta. –Más reprimida...- repite- Supongo que es cierto, que carezco de mito.- acepta con una voz suave, quizás avergonzada- Pero del mito del superhéroe solitario. Como Batman. Siempre me gustaron más las Ligas.- acota y se va a sentar a la mesa de una pareja.
El hombre se la queda mirando. No logra comprender lo sucedido. Recorre con sus manos a la mesa, indeciso si debe pararse y buscarla. Si ella volverá. O si debe irse. De a poco se da cuenta que la última opción es la que apropiada. Ella, después de todo, sonríe en la otra mesa. Y la pareja, también.
El hombre se para con una lentitud teatral que no logra llamar la atención de la mujer. Camina hacia la puerta y sale a la oscuridad. De esa manera, el caballero de la noche termina siendo un hombre solo más en la ciudad.
La venganza es un plato que se sirve helado
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Mr. Charlie Star cree que es norteamericano.
Mr. Charlie Star nació en Parque Chacabuco, donde vivió toda su vida.
Mr. Charlie Star fue enviado por la e...
Hace 12 años